Salí a perseguir la seductora belleza de un día lluvioso. Siguiendo mi alma. Dije que escribiría al respecto, así que fui dejado a mi placer.
¿Por qué hablar sin decir nada? ¿por qué detenernos a hablar del mundo literal cuando mi experiencia es mejor descrita por un poema? Esta es la maldición de nuestra era. La aguantaré.
¡Oh! ¡Que escribiré hoy! exclamé. Me gustaría escribir sobre un día lluvioso, dije, esperando que alguien escuchara. Con un poco de jugueteo logré negociar mi libertad el día de hoy. Así que emprendí mi retirada.
Llamé a mi amada inmediatamente y solicité de su compañía. Mientras ella se prepara yo deberé visitar la cima con una cruz. Sería un gran recibimiento para este día. Monté mi motocicleta y partí a contemplar todo aquello que es hermoso, y de eso había en abundancia. Mi trabajo el día de hoy fue capturar eso, no sólo un día lluvioso. Debo capturar Mi Día Lluvioso. un día lluvioso en Cabo.
¿Que lo hace diferente a cualquier otra precipitación? El desierto recibe al agua en una forma única, y yo, siendo un pez, lo hago de la misma manera. El agua para mi es como el sexo. Llena mí alma y me libera. La lluvia convierte grandes paisajes en cascadas sin fin. Y este paisaje en particular recibe al agua de forma tan única como su naturaleza. Estaba en lo correcto. La cima con una cruz me recibió de buena manera. Me retuvo con las historias de su belleza más tiempo del que esperaba, así que tuve que huir veloz a encontrarme con mi amada. En mi camino a ella me crucé con muchas gloriosas vistas, no pude detenerme en cada una de ellas, pero prometí regresar con ellas a visitar las más extraordinarias. Ellas esperan.
Mi amor, te he de confesar que te he sido infiel. He sido seducido, permití que mi cuerpo fuera besado por el agua. Pero ahora podremos ser besados juntos. Que alegría me brinda compartir esta pasión.
Deberemos encontrarnos con amigos que he hecho en el camino, ellos esperan, ¿podrías acompañarme en mi juego?
Todos esperaron gentilmente, las vírgenes se alegraron por nuestra visita. Y yo me alegré de capturarlas en un momento, en una fotografía.
Le prometí a mi amada que comeríamos, así que me apresuré a cumplir mis obligaciones. Nada de perder el tiempo.
¡Hecho! ahora debo complacer a mi amada. ¿En dónde nos espera belleza acompañada de sustento? Pensé en dos lugares. El primero se encontraba cerrado.
El segundo sólo lo había visto una vez mientras seguía en mi camino, nunca había estado aquí, ni siquiera lo había visto con las puertas abiertas. Pero hoy no tengo dudas, hoy espera por nosotros.
Y así lo hizo. Esperó de forma majestuosa. Supimos súbitamente que esté era el lugar en el que debíamos estar.
Nos encontrábamos solos en esta posada, en este hermoso lugar. Aquí conocí a un hombre, a un poeta, alguien sin afinidad por lo literal. ¡Vaya coincidencia! Hablamos, de cierta manera, mejor descrito jugamos con nuestras palabras. Fue un placer conocerlo. Mi amada y yo fuimos ofrecidos café, pregunté por la posibilidad de ordenar alimentos, un menú existe, pero no está en servicio el día de hoy. Fuimos invitados especiales, Por especiales quiero decir inesperados. Pero especiales a final de cuentas. Para nosotros no fue ofrecido una carta. Fuimos ofrecidos todo con lo que contaban. Fruta, huevos, carne, frijoles y vegetales. Cocinados en una parrilla colocada en el exterior a un costado de nuestra mesa. Un asador y un refrigerador prácticamente en la banqueta. Tenía un sentimiento Choyero. Tenía un espíritu afín a esta tierra.
A mi amigo poeta le disgusta el periodismo, no arremeteré contra la hospitalidad que me ha sido mostrada.
No compartiré en dónde comí, tendrán que encontrarlo por ustedes mismos.
Después de este almuerzo, mi día lluvioso sucumbió ante el sol. Este día se sintió familiar, familiar como entre familia. Hoy me fueron entregados muchos regalos. Por esto estoy agradecido. He de confesar que es posible que haya sucumbido al amor. Tal vez.